lunes, diciembre 20, 2010

Lo que se necesita y lo que no

Interesante reflexión que me compartió mi querida amiga la Sra. Lola. 

A veces me detengo a pensar cómo nos afligimos por comprar comprar y comprar tantas pendejadas que ni necesitamos. A veces se tiene tanta ropa que la acaparas en tu closet y terminas poniendo casi siempre lo mismo.

Tambíen esa carrera insaciable por siempre tener accesorios de marca, fashion, autos ultimo modelo, casas, viajes, membresias a clubes, etc.

¿Para qué hombre? ¿Para que venga el cochiloco y te cargue el payaso?
El día que te mueras te apuesto a que no te vas a llevar puesto ni los calzones.
Así que sé feliz con lo que tienes, si tienes un carrito viejito, etc. portalo con dignidad. Si tienes dificultades, sencillamente desecha a esa gente ;)

Feliz día.

Chava

LA MADUREZ
Interesante artículo del New York Times, merecedor de una discusión:
"Son motivo de vergüenza celulares sencillos?

El texto cuenta la experiencia de Chris Glionna, supervisor de
restaurantes de una conocida compañía, con su viejo celular. Como el
teléfono le daba el servicio necesario, no le preocupaba que estuviera
fuera de moda. Pero... (siempre hay un pero), sus colegas lo molestaban
y se burlaban cuando extraía su "pisapapeles" del maletín. Llegó a
sentirse tan avergonzado que hace un par de meses lo cambió por un
Blackberry.


Dice así el Dr. Alejandro Morton: la Crisis en el mundo se debe, entre
otras cosas, a la inseguridad que las personas tienen en ellos mismos;
su continua necesidad de comprar jamás será satisfecha porque esperan
que la satisfacción personal venga de lo comprado, y jamás será a sí.
A nivel social no nos hemos dado cuenta de que ese impulso
descontrolado por comprar es, en el fondo, la causa profunda de la
crisis económica que ha cundido ya por todo el mundo, alimentada por un
sistema financiero insaciable que facilitó recursos para que compraran
quienes no tenían con qué".
Pocas cosas hay más tensionantes que tratar de mantenerse a la moda en
ropa, calzado, accesorios, tecnología, viajes, comidas, restaurantes,
casas, muebles, autos y todo lo añadible. Quien tiene dinero en exceso
puede comprar, usar y desechar, pero quienes vivimos sujetos a un
presupuesto debemos cuidar qué compramos y entender por qué y para qué
lo compramos.
En efecto, la presión social existe, pero debemos preguntarnos cuánto
nos presiona y cuánto nos dejamos presionar? ¿Cuál es el problema de
que se rían de nuestro celular viejo? La risa es buena y si no les
gusta el celular pueden bromear a costa de él y criticar el aparato, a
su dueño o a ambos. El problema es de ellos, no del dueño del celular,
a menos que éste lo acepte. Desafortunadamente hoy día uno se refiere a
las personas por sus posesiones: "Es el chavo del convertible rojo" o
"La señora que usa ropa de marca y tiene una casa enorme" o "Es el
director que siempre anda a la moda". Es decir, su personalidad no
emana de lo imprescindible, sino de lo prescindible. Lo primero no se
compra en ningún lado; lo segundo en cualquiera, si se tiene los medios
para hacerlo.
Un amigo muy cercano es multimillonario, pero nosotros lo averiguamos
por accidente tras años de conocerlo. Es sencillo, generoso, adaptable
a todo y disfruta lo disfrutable. Jamás presume y nunca hace alarde de
nada porque tiene muy claro qué cosas son importantes en su vida.

Las trampas de la presión social siempre han estado ahí. Caen en ellas
quienes no se conocen a sí mismos y tienen una escala de valores
centrada en lo social y en su desarrollo han tenido carencias afectivas.

El vacío personal no lo llena ni los closets repletos, ni los carros
lujosos, ni las joyas exclusivas, ni los accesorios de lujo. La
satisfacción de los consumidores insaciables no viene de poseer las
cosas, sino de presumirlas ante los demás.



¿Tiene usted un celular del que sus "amigos" se ríen cuando lo usa?
Ríase con ellos y úselo hasta que guste. ¿Le duelen las burlas?

Entonces CAMBIE de AMIGOS NO DE
CELULAR... Es lo justo.


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