lunes, abril 18, 2011

Esto, en mi tierra, se llama cobardía.y tambien chingaderas

MILENIO Diario

Lunes 11 de Abril de 2011

Con desolación y sin anestesia

 

El asalto a la razón

Carlos Marín

 

  • 2011-04-11•Al Frente

De un sobreviviente en Tamaulipas:

Señor Marín: ¿se le hace normal que un autobús desaparezca y los pasajeros muertos aparezcan en fosas? ¿O que todos los días amanezcan cuerpos mutilados en todos los pueblos y las autoridades y la prensa no digan nada?

¿Usted sabe que es mejor pagar la cuota de supervivencia que atenerse a las consecuencias? ¿Que el de tránsito extorsiona y cumple como ojo? ¿Sabe lo que es ver a los soldados patrullando y, detrás de ellos, a los de tránsito, al de la moto y a los taxistas para informar por dónde van y qué hacen los militares?

Cuánta razón tiene Calderón: la denuncia anónima es la única solución… pero los municipales al servicio de los mañosos han instalado cámaras cerca de los teléfonos públicos. Increíble, ¿verdad? Nadie llama desde su línea y lo reto a marcar 089 o 088 desde un pueblo de Tamaulipas: nadie contesta. Increíble, ¿verdad?

Y los coordinadores del RIP (controlan al presidente municipal, al político, al reportero, al empresario, al estudiante, al limpiavidrios) piden que los soldados salgan de las calles.

¿Sabe usted cuándo se va a acabar esto? Nunca. Leyó bien: ¡nunca!

Estamos cautivos en la ciudad. No puedo ir a Victoria, a Matamoros, a Reynosa, los pueblos que me rodean. Si voy en auto, peligro; si en autobús, peligro; si a pie, peligro, y con este mensaje que le estoy mandando, peligro también.

Lo único que le pido es que respete mi vida, señor Marín, y no me vaya a echar de cabeza. Aunque estamos presos en nuestra ciudad, todavía disfruto al ver a mis sobrinos con cuánta entereza enfrentaron la difícil verdad y fatal noticia de ver cómo los mañosos se llevaron a su padre y nunca volvieron a saber de él. Tal vez esté en las fosas halladas, entre esos cuerpos de los pasajeros del autobús

Otro remitente alude a la "doble moral":

Con el asunto de la muerte del hijo de Javier Sicilia se ha soltado una caterva de oportunistas que medran de las tragedias ajenas. Yo veo una doble moral: por un lado se le exige al gobierno federal eficacia en el combate al crimen organizado y se le culpa de cada asesinato que comete… el crimen organizado.

Julio César Godoy está involucrado con una organización criminal que extorsiona, secuestra y asesina, pero Alejandro Encinas lo protege; lo metió a la Cámara de Diputados, y priistas y perredistas le aplaudieron como a un héroe. Allí se vio al hermano de Humberto Moreira sonriendo, ufano, ¡y piensa ser gobernador de la pobre Coahuila! En tanto, Encinas ahora es candidato a gobernador.

Yo hago esta pregunta: ¿los valores de la sociedad están trastocados? ¿Toleramos delincuentes y condenamos al gobierno que los combate? ¿Por qué sólo cuando el crimen organizado toca a uno de los nuestros nos desgarramos las vestiduras y por qué antes no? Y lo peor es que los columnistas, con tal de ganar el aplauso fácil, se ponen del lado de los despotricadores, pero no tocan con el pétalo de una condena a los verdaderos criminales. Esto, en mi tierra, se llama cobardía…

cmarin@milenio.com

 


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